La vida en los Altos de la Florida

de Elsie Haldane

Samuel es un niño de once años y vive en los Altos de la Florida, un barrio muy pobre al sur de Bogotá en Colombia. Cada día a las seis de la mañana se despierta y se viste mientras su padre, que es reciclador ya se ha levantado antes del amanecer para viajar al centro de Bogotá. Su madre también está ya levantada porque es dueña de una tienda de conveniencia en el barrio donde viven. Su hermana cocina huevos mientras Samuel se prepara para el día.

Hace 20 años los residentes de los Altos de la  Florida construyeron el barrio de nada ellos mismos, después de todos los conflictos en el país. Sin embargo, se ha estimado que el 30% de los 2400 habitantes de ese barrio siguen estando en una situación de desplazamiento, por la guerra entre grupos de guerrillas y

los paramilitares allí en Colombia. La ONU Agencia de Refugiados ha dicho que hay 5.3milliones de personas desplazadas en Colombia. En esencia, el barrio es ilegal, y por lo tanto los habitantes no tienen acceso a los servicios públicos, ni tan siquiera al agua. Cada día se enfrentan al problema de la pobreza, la inseguridad, los narcóticos y la violencia.

Los padres de Samuel abandonaron su granja en el campo de Cundinamarca, dejando todo lo que tenían para escapar de la violencia que amenazaba sus vidas. Para muchas familias en los Altos, sus experiencias son las mismas o peores, ya que muchas familias han sido testigos de la pérdida de seres queridos durante el conflicto antes de que pudieran escapar. Para Samuel, este barrio es su casa. El día sigue tan normal, y después del desayuno, se va con su hermano menor a la escuela. De hecho, hace 10 años la ONU construyó la escuela, y es la única en la zona. La mayoría de los profesores están cualificados, pero también hay muchos voluntarios extranjeros. Su asignatura favorita es el inglés, porque lo entiende bien, y porque le gusta preguntarles a los extranjeros acerca de sus países y sus idiomas. Sueña con ser profesor y trabaja duro en la escuela. Para los padres de Samuel y todas las familias en los Altos, la escuela es una bendición, porque les da un futuro más estable. Muchas familias allí se preocupan por la escasez de oportunidades para sus hijos. Normalmente, al faltar empleo y educación, muchos jóvenes caen en el consumo de drogas o son embaucados para participar en su compraventa o en otras actividades ilícitas. El futuro de muchos de estos jóvenes es el de acabar siendo un criminal y no salir de la pobreza.

Después de terminar la jornada escolar, su hermana mayor recoge a su hermano menor de la escuela, mientras Samuel va al club de inglés que la fundación Emerging Voices de Bogotá dirige. Allí puede practicar el inglés y divertirse con sus amigos, pero el objetivo principal de esta asociación es asegurarse de que los niños de los Altos tienen algo productivo que hacer después de quetermine la escuela, por lo que es menos probable  que se involucren en las actividades delictivas en las cuales ya participan los hermanos mayores de muchos de estos niños.

La historia de Samuel es muy parecida a la de muchos niños de todo el mundo. Vemos barrios como Los Altos de la Florida por todo el mundo: San Paulo, Lima, Nueva York y Mumbai. Lo importante es que el mundo recuerde que podemos ayudarnos unos a otros, y aunque a veces estos cambios puedan parecer lentos y desesperantes, cada paso hacia delante, no importa lo pequeño que sea, es un paso hacia un futuro más brillante.

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